“… ellos sintieron un gran temor. Pero el Ángel les dijo: no teman porque les traigo una buena notica, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor” (LC. 2,1-14)
“Ver las personas: a Nuestra Señora, a José y el Niño Jesús recién nacido. Yo, haciéndome un pobrecito y esclavito indigno mirándolos, contemplándolos y sirviéndolos en su necesidad, como si presente me hallase, con todo el acatamiento y reverencia posible “ San Ignacio EE (114)
Al finalizar un intenso año escolar caracterizado por los difíciles efectos de la pandemia y la desafiante recuperación de la presencialidad queremos agradecerles todo el compromiso, esfuerzo y testimonio puestos de manifiesto en cada comunidad educativa y en toda nuestra red ignaciana.
Como “buenos samaritanos” supimos ayudarnos unos a otros, re crearnos en la incertidumbre, sosteniéndonos en nuestra fragilidad y compartiendo nuestros cansancios con Esperanza en la promesa educativa “con y para los demás”. Entramos ahora en un tiempo de acción de gracias y de evaluación por el camino recorrido. Tiempo de “pausa ignaciana”. Tiempo de disponernos y preparar el alma “como si presente me hallase”, de superar nuestros miedos y volvemos a Dios buscando su Presencia en este Adviento.
Les compartimos nuestro deseo de una Feliz y Santa Navidad, haciéndole lugar al Dios que viene y se nos hace presente en la fragilidad del niño Jesús quién nos regala toda su alegría, misericordia y paz para compartirla.
Para que en esta Navidad podamos conocer más profundamente al Jesús pobre y humilde del pesebre de Belén, amarle más entrañablemente y seguirlo más de cerca como sus discípulos misioneros.
Los saludamos fraternalmente pidiendo a la Sagrada Familia que nos ayude a “ver nuevas todas las cosas en Cristo”, especialmente en este Año Ignaciano, caminando con Esperanza junto a nuestras comunidades educativas.